Ganga-style

Un año mas. Un año mas vieja, un año mas sabia, un año del que me voy a acordar siempre. Pase un cumpleaños fabuloso en Delhi, mis compañeros me organizaron un festejo en la terraza de casa, me regalaron unos zapatos re lindos y un arreglo de flores que se está pudriendo arriba de la mesa de mi cuarto pero me da cosa tirarlo.
Hace mucho que no escribía, estuve bastante ocupada con el trabajo y también con un viaje que hicimos con los chicos a Varanasi.
Varanasi queda al noroeste de Delhi, cerca de Nepal, y es una de las ciudad más antiguas del mundo.
Fuimos en tren, son 10 horas. Eramos 6, llegamos a nuestras 6 camas (3 cuchetas de cada lado) y habían otras 4 personas con los mismo asientos asignados. INDIA en su máxima expresión. Acá, cuando no hay más asientos te ponen en «lista de espera» lo que significa que con estar en esta lista, podés subirte al tren y joderle la vida a los que si tienen pasaje. Igual fue una experiencia única. Si creía que con el San Martín estaba curtida, esto redefinió mis stándares de comodidad y espacio personal.
Tuvimos que compartir cama entre nosotros. Durante toda la noche sonó un celular con música india de algún vecino al que le pintó dormir con música que atraería a todos los perros del área. Cuando se apagaron las luces aparecieron varios personajes sin asiento y se tiraron a dormir en el piso y en el pasillo. ¿Querías ir al baño? Olvidate o pisá a un ser humano.
Tipo 3 am una familia de unas 23 personas con niños, ancianos y 37 bártulos comenzó su travesía hacia la puerta para bajarse en una estación intermedia, debieron de haber sido unas 56 idas y vueltas por el pasillo, en las que cada vez prendieron nuestra luz. Aclaración importante: los cubículos no tienen puertas, por lo que las cuchetas adosadas a la pared son parte del pasillo.
A las 5 de la mañana empezó a pasar el vendedor de té, gritando «chai,chai,chai», lo mismo cada 6 minutos. Sin duda, una noche inolvidable pero libre de mal humor, esto es India y así funcionan.
Varanasi parece que se quedó en el tiempo, con vacas comiendo basura en las esquinas, calles angostas, señores barbudos con túnicas blancas mirando pasar la vida y un río divino, el Ganges, que despliega su magia y contaminación.

GHAT
El Ganges es el río sagrado de los indios, el Ganges es uno de los ríos más contaminados del mundo, el Ganges es uno de los ríos más lindos, el Ganges tiene algo especial, algo que no se puede explicar hasta que lo ves y entendés -un poco- porqué significa tanto para ellos.
Veía a la gente bañarse y chapotear en el río, ese río que parece un espejo, y me dieron ganas de meterme. A todos mis amigos les pasó lo mismo, todos tuvimos un imán y ganas y de experimentar esa alegría que sienten los indios cuando están en contacto con el agua del Ganga. Obviamente no lo hicimos. Para que el agua sea peligrosa para el ser humano tiene que tener más de 100mil bacterias por mililitro o algo así, el Ganges tiene 2 millones.
En el paseo en bote, le pregunté a Sunny, nuestro guía, remador, amigo, si él tomaba agua del Ganges. Me respondió metiendo una mano en el río y llenándose el buche. Mis amigos y yo reaccionamos como si hubiera tomado nafta, hasta hacía 2 minutos estabamos mirando el agua en busca de algún cuerpo flotando, pero Sunny nos explicó que para los hinduistas el «Ganga» es su madre y las madres no lastiman a sus hijos, por eso el confía en su madre y tiene fé en que todo va a estar bien.
Los callejones angostos de Varanasi, que le dan la espalda al siglo XXI, desembocan en los «Ghats», que son las escalinatas que dan al río. Al principio es impresionante, pero después de unos minutos de caminata te acostumbrás a pegarte a la pared cuando pasa una familia entera cantando y llevando una camilla con un cadáver envuelto en lo que parece papel de regalo y guirnaldas navideñas.
Por los callejones no pasa un auto, por eso la familia tiene que llevar en andas el cadáver desde la calle principal hasta el río.
A orillas del río funcionan los crematorios, lugares donde las familias llevan a quemar sus muertos. Previamente los mojan en las aguas y después miran las llamas por unas 3 horas hasta que del cuerpo no quedan más que cenizas a las que se las lleva el viento o terminan en las aguas del Ganges. Los crematorios funcionan las 24 horas y constantemente están llegando familias y cadáveres, en una sucesión de fuegos, humo y cenizas que nunca se acaba. Vida, muerte, vida muerte y así seguimos, y el río sigue estando ahí.
A las únicas personas a las que no se las puede quemar son a las embarazadas, a los niños menores de 10 años y a los leprosos. A esas personas se las ata a una piedra grande o a algo pesado y directamente se las tira a las profundidades del río. La explicación es que son demasiado puros para arder en las llamas.
Me encantó Varanasi, quiero volver, pero no en tren. No en tren.

6 comentarios

  1. Maria Alejandra Milia · diciembre 4, 2012

    Espectacular el relato sobre Varanasi y las fotos que publicaste en facebook.. Sos tanto una gran redactora como fotoperiodista. Tu abuelo, un amante de los viajes, la escritura y la fotografia debe de estar muy orgulloso de vos..

  2. Carolina Milia · diciembre 5, 2012

    Queria Prima, leerte es un placer, es casi estar ahi con vos, gracias por hacernos viajar con el alma!

  3. Sofi · diciembre 5, 2012

    Buenisimo Belennn!! lo fui leyendo mirando las fotos y era como estar viviendolo!! Sos grosa

  4. Fernando · diciembre 5, 2012

    Belén, gracias por compartir tus experiencias. ¡Es fantástico! Seguí disfrutando.
    Besos de tu tío Fernando.

  5. Gabriela Milia · diciembre 7, 2012

    La magia de la India con sus contrastes y tu manera tan vívida de trasmitirlo me tiene fascinada…

  6. Pingback: El trencito de la alegría | Say Namasté

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